La poesia del viento que adolece es sentir que el universo de tu cuerpo se enrede en si, en un baile de tiempo de color gris de invierno.
Asi eres en mi.
Y aquello que no entiendo, se convierte en esperanza que te nombra nostalgico de mil edades donde siempre estuvimos cerca.
Y si pudiera llegaria a ti, como llega la primavera, cuando es soñada en un invierno gris.
La vida es el juego de la vida.
La existencia eres tu, infinita.
Infinita de infinitud, imposible de ser aprendida y consciente de su virtud.
Esto que ahogo no tiene sentido por anhelar lo infinito.
Pero, sigo aquí... Igual, perdido, anhelante, sorprendido, devoto, tierno, infantil, roto, no_muerto, desprendido de mi, absorto, iluminado, triste..., guardando en cada lagrima la luna, artesano de creencias, herido sin ti, errante en todos los tiempos, aprendiz.
Y sobre todo devoto, de esta corazon que entona los versos que rememoro, que nunca deje de sentir.
Por fin mi vacio me es devuelto, por ti.
Por fin encuentro esa estancia de la que me fui, ese pozo infinito de palabras, ese temblor de mi alma ante ti.
Si supieras como te he echado de menos, sabrias como vivi.
Sabrias como paso este tiempo.
Hasta donde me fui para encontrarte, y el frio que senti.
Y despues de tanto para nada, y es asi. Y asi esta bien, y asi vuelvo a ti.
Ella me lleva, si ella me perdi.
Sin ella estaba pidiendo en mi propia puerta, era mendigo de mi.
Era el ciego de la peor ceguera y es de quien se ciega por no vivir, en ese espacio interno que es la senda que me guio hasta ti.
Tengo tanto que agradecerte que, ojala que esta lagrima, me deje el alma que te pertenece, hasta ti.
Ahora me debo marchar...,
-Soledad, ya estoy aquí.
...no le busques sentido, no lo tiene, de verdad que no lo tiene.
maestro zen
martes, 29 de enero de 2008
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